Locura y Sonetos (Accésit del VIII Certamen Poético Numen Comunidad Valenciana)

Locura y Sonetos


De Paquita Márquez Ayuso
(Poemas ganadores de Accésit)

 La autora Paquita Márquez Ayuso recitando su poema en la entrega de premios.
© Jessica P. Chang (Foto)



 © Michel Sauval (Foto)                                                                                                                     

Locura


Cuando la tenue luz de un nuevo día
va destapando poco a poco el cielo,
cuando los sueños, escarcha de hielo,
ya se han disuelto en la conciencia mía;
cuando el relevo de la noche fría
siento tu aliento cálido en mi boca,
al delicioso ardor que me provoca
se enciende el fuego que mi senda guía.
Pura locura este fiero anhelo
de sentirte en mi pecho día y noche,
que este amor, ¡ay de mí!, es un derroche
que solo me conduce al desconsuelo.
No concibo mi vida de otra suerte
que tenerte a mi lado a cada instante,
y es que a veces te siento tan distante,
que el olvido asemejo a dulce muerte.

Sonetos

Otoño

Tu llanto de hojas, árbol, me estremece;
vivo tu angustia al contemplar la llama
que al requiebro del aire, se derrama,
mientras su dulce savia desvanece.
Hoy te miro desnudo, y me parece
sentir el llanto que tu tronco inflama,
al notar que la vida que proclamas
en tus vasos resecos languidece.
Mas no llores tu sino, recio amigo,
porque la noble tierra que embalsamas
no será mucho tiempo tu castigo.
Florecerá certero en las retamas,
e igual que a ellas, bello árbol mendigo,
de hermosas flores cubrirá tus ramas.


Añoranza

Hoy corro hacia los vientos del pasado;
los recuerdos, al fin, siempre te alcanzan
y te llenan el alma de añoranza,
y te dejan el ánimo velado.
Hoy tengo el corazón desprotegido,
hoy mi vida navega desolada,
hoy me siento infeliz, abandonada
evocando lo mucho que he perdido.
Tanto anhelo del alma contenido
en esta negra nube de tristeza,
me hace llorar, al ver lo que he tenido
sin apreciar, ¡qué ingrata!, su belleza.
Y es que hoy siento en mi alma la grandeza
de lo que fue esa vida que se ha ido.


Desamparo

¡Qué fría está la noche, ay, qué fría!
¡Ay!, cuánto temo ya la madrugada
en esta cama sola, abandonada,
en horas que la mente desvaría.
¡Cuánto anhelo el calor de tu mirada!
¡Como añoro aquel tiempo delicioso
en que tu abrazo tierno, silencioso,
me volvía a una vida renovada!
Necesito tenerte y abrazarte,
necesito tu amor y tu presencia,
necesito tocarte y contemplarte,
y mirarme en tus ojos, con la urgencia
de no dejar, mi bien, jamás de amarte,
de ser contigo una sola esencia.

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